Si en este despertar estoy despierto,
si este sol inmenso me refleja,
entonces, por qué el alma empalidece ante mi esfuerzo,
entonces, por qué me miro y no logro conocerme.
Qué historia no vivida me he perdido,
qué tengo que hacer ante esta muerte.
Muerte de no muerte verdadera,
si no muerte de la vida que se queda,
que no vivo, que no acierto,
que me lleva de aquí para allá por mil caminos
y no conduzco nada ni puedo nada por mí mismo.
Y veces me apresuro a que anochezca para
Sumirme en un letargo esperanzado,
Para querer que otros soles amanezcan
esta esperanza mía sin sustento sin pecado.
Vivir correctamente, ¿es la consigna?
¿Corregir al vivir lo equivocado?
O es sentir lo que se vive, deslumbrado,
o responder a lo que viene del afuera
eligiendo ser otro o igual a otro
aunque entierre lo que siento mal amado.
Qué muerte me espera si no vivo.
Qué muerte más prolija y mesurada.
¿O será que tendré una muerte digna por haberme comportado?
¿Vivo, siento, me permito, me acepto imperfecto?
¿O me corrijo todo el tiempo sin quererme
buscando el ideal en todos lados?
Paradojas de esta vida que no enseña,
que nadie sabe y se sumerge a conocerla,
que todos muestran el camino más correcto
que todos saben, dicen, indican
y manifiestan y sugieren y explican
aquello que nunca han transitado.
Que todos, una vez o muchas, han errado
y que exigen de mí lo que no hicieron.
¿Soy sólo víctima, soy hombre, soy humano?
Y si lo soy, ¿por qué no libero mi alma en todos lados?
¿Por qué no surjo de mi entraña hacia la vida?
¿Por qué no me doy lo que doy a los otros sin medida?
Que extraños pareceres he surcado.
Cuanto deseo ajeno, cuanto mandado.
Mejor me suelto, mejor me llamo.
Mejor no espero la noche que apure el día añorando un cambio.
Mejor vivo, mejor despierto.
Mejor si me despejo de tanto.
Y mucho mejor aun ser yo aunque me duela en todos lados.
Mejor así, mejor de pie.
Mejor con mis deseos que con el de otros expresado.
Porque vivir sin vivir es el peor de los pecados.
Porque no vivir lo que se siente es malsano.
Y si decido por mí mismo, no hay enigma.
Pues entre yo y yo ya no habrá dudas,
Porque de aquí en más, y para siempre,
Entre yo y yo, estaré de acuerdo
y ya mi despertar no será en vano.
Daniel Jorge Martinez.
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