Soy monorrena, vivo con un solo riñón, debido a una nefrectomia radical del riñón izquierdo realizada como consecuencia de un tumor renal

Desde esta nueva vida, surge en mi la necesidad de comenzar a utilizar este espacio con el fin de aportar conciencia e información sobre prevención de esta enfermedad. La única manera de prevenir es estar informados y prestarle atención a nuestro cuerpo.

Es desde este lugar, que me atrevo a proponer e invitar a transitarlo juntos…

¿Me acompañas?

lunes, 8 de agosto de 2011

Un sueño… una vocación

Ya casi hace un mes de aquel último final….
Y todavía suena increíble. Emoción, orgullo y alegría, son quizás esas sensaciones y sentimientos profundos que me surgen, y que aún me invaden.
Es casi inevitable  recordar aquellos primeros momentos, cuando no sabía o apenas tenía registro de que se trataba la carrera. Pero algo; un fuerte deseo, o quizás una sensación, no lo sé… me decía que lo intentara, que probara.
Y ahí estaba yo, anotándome… y comenzando a cursar. Los primeros contactos con mis compañeras y profesores; clase a clase, texto a texto fueron de a poco confirmándome que este era mi camino. Por ahí quería ir, porque con y en cada uno de ellos me encontré. Me encuentro.
Aquello que empezó como un intento, una prueba, pero que provenía de un profundo e intenso deseo, muy intimo, muy propio y genuino; se ha ido transformando en mi vocación.
Digo vocación porque asi la siento. Para mí hay una diferencia esencial, sustancial entre la vocación y la profesión. Mientras que la segunda me da la pauta de aquello que hago, de mi trabajo, mi empleo. Asociándose más a una formalidad, y porque no, a una obligación. Cuando hablo de vocación aparece el deseo, el amor, la pasión por aquello que hago. Es eso que nos llena, que nos moviliza, que nos despierta curiosidad, que tiene que ver con quien somos, con nuestro ser, con la libertad de serlo y con el encontrarnos. No nos esforzamos al hacerlo, sino que nos dedicamos y por ende lo disfrutamos. Porque al dedicarnos estamos, sin dudas, poniendo de nosotros. El motor es el deseo.
Más allá (y obviamente) que hubo momentos de mayor y de menor disfrute e intensidad, como todo en la vida. Sé que mi emoción, orgullo y alegría provienen del saber y sentir  que transite la carrera siempre desde mí.
Me atrevo a asegurar que el aprendizaje más significativo de esta experiencia es que cuando hacemos desde el verdadero deseo, apostando a lo que sentimos, no hay margen de error ni de equivocación posible. 
Solo hay EXPERIENCIA y su consiguiente aprehendizaje...
Cariños…!

No hay comentarios:

Publicar un comentario